Siento que muchas veces, especialmente quienes somos artistas, tardamos un montón en comenzar algo. Nos quedamos atrapados en la etapa inicial de un proyecto, una obra, una idea. La duda nos frena, disfrazada de perfeccionismo. Aplazamos nuestros sueños porque sentimos que tal vez no estamos a la altura. Pero… ¿quién realmente lo está?
Esto es lo que me pasó con Orvak. Ha sido mi proyecto personal por más de dos años de meticulosa planeación. Pero el siguiente paso nunca llegaba. Modificaba una y otra vez diferentes estéticas. Irónico - muy a mi pesar - porque, como directora de creativa, se supone que esto no debería costarme. Trabajo con estética todos los días. Pero cuando se trata de mí, de exponerme, me detengo. Pienso en cada detalle. Quiero tener el control de todo.
Pero eso… eso es imposible.
Primero, porque soy una persona con una energía creativa caótica.
Segundo, porque cuando se trata de arte, no puedes controlarlo. Créeme, lo he intentado.
Y tercero, porque Orvak estaba empezando a cobrar vida por sí solo. Y no había nada de control en eso.
Incluso con este Substack:
¿Qué debería escribir en el post de bienvenida?
¿Lo estoy haciendo bien?
¿Estoy usando muchas comas?
¿Y si nadie lo lee?
Pienso en todo el tiempo que esto me va a llevar… en fin.
Y luego pienso que vengo de un momento en la vida donde se supone que a estas alturas ya debería tener una casa propia, auto, una familia, estabilidad. Que debería estar “feliz como una perdiz” en este mundo adulto donde —no sé cómo— todos parecen tener tiempo, dinero, estabilidad.
Y yo… no tengo nada de eso.
A mis 38 años, sigo buscando un lugar en el mundo.
Y estoy harta de esperar mi turno, de hacer las cosas amablemente, de seguir reglas y esperar que alguien me vea.
Quiero reclamar lo que es mío. Lo que me he ganado con esfuerzo. Por mi paciencia. Por todo el trabajo interno que he hecho por años, en silencio. Por las veces en que aposté por mis sueños, incluso sin resultados.
Pero sobre todo, por no rendirme.
El mundo no me vio.
Pero yo me veo ahora.
Así que, bienvenido. A lo que sea que sea esto.
Tal vez sea un diario. O un intento de crear comunidad creativa. Tal vez solo sea mi refugio personal, un espacio para hablar libremente sobre lo que significa ser artista hoy, en medio de crisis y una posible recesión.
¿Quién sabe?
Tal vez podamos crear algo grande con esto.
Y si alguna de mis palabras te ayudan, será mi gran “¡Te lo dije!” al mundo.
Orvak es un universo propio.
Aquí puedo explorar múltiples técnicas, ideas, caminos. Poner en práctica habilidades que he cultivado por años. Es comunidad, aprendizaje, talleres, diseño, dirección creativa, colaboración y autoexpresión. Todo y nada a la vez.
Como su creadora, nos movemos juntos. Pero Orvak crea por sí solo cuando se le permite vivir.
Dentro del caos que nos une… creamos sin límites.
Chaos in creation.
Bienvenido.
Te espero del otro lado.